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Costillas a la barbacoa
Solapas principales
Descripción
Unas costillas a la barbacoa... sin barbacoa. Las hacemos en el horno, que es lo que todos tenemos a mano, claro. Con lo de "barbacoa" (apenas puedo sacar de mi mente la cancioncilla de Georgie Dann) me refiero a la salsa que las recubre, y que les confiere esa melosidad dulzona que hace que te chupes los dedos hasta el hueso. Vamos a ello:

Resumen
Yield | |
---|---|
Prep time | 10 minutos |
Cooking time | 1 hora |
Total time | 1 hora, 10 minutos |
Ingredients
Instructions
No tiene misterio ninguno, amigos.
- Encendemos el horno a 180 grados, con calor arriba y abajo.
- En un cuenco, mezclamos el ketchup, la miel, el zumo de naranja, la mostaza, la salsa de soja, la pimienta, el orégano y el aceite de oliva. Simplemente removiendo con una cucharilla.
- Por otro lado, salamos un poco las costillas y las colocamos en la bandeja del horno. Las pintamos por todos los lados con la salsa barbacoa, y al horno.
Si podemos dejar las costillas embadurnadas de salsa con antelación, mejor que mejor. Lo ideal es que puedan estar unas horas cogiendo el saborcillo, incluso la noche anterior. Pero si se te ha pasado, no dejes de hacerlas sólo por eso, porque estarán buenas de todas formas.
- Horneamos, dependiendo del tamaño del costillar, aproximadamente una hora. A mitad del horneado lo pintamos de nuevo con la salsa que nos ha quedado, y transcurrida esa hora, lo pintamos con una pizca de aceite y subimos la temperatura del horno a tope, para que quede una capa semi-caramelizada y un puntito crujiente. Sólo diez minutos más, y está listo.
Notes
El único truco del plato es hacernos con unas costillas buenas, carnosas y de calidad. Si es de cerdo ibérico, ya te mueres. Pero hasta unas costillas normalitas ganan enteros con esta receta.
Ooh, yeah, tenemos un plato genuinamente americano, yiiihaa! Para acompañar podemos hacer unas mashed potatoes (puré de patata de toda la vida) y unas ricas ensaladas frescas, que para eso somos mediterráneos. ¡Que lo disfruteis!
Maldición, Georgie Dann... ¡fuera de mi cabeza!